lunes, 18 de junio de 2012

Poema 46



Verano invisible, despierto en la hierba contra tus brazos, y el misterio siempre es un texto del tiempo, una urgencia oscura. Huyo sonriendo, intento el sabor de la esencia en infinito otoño, en absurda primavera, salvando los segundos.
Me inunda mirarte, eterno susurro sordo, cálido, temprano. Verte voraz y solitaria, alma mojada e inquieta. Soñar entre las pupilas es vivir antes, es tenerte mañana.

jueves, 17 de mayo de 2012

Poema número 45


Hay una franqueza inviolable, infranqueable, una densidad oblicua a todas las cosas, a todos los hombres, a todas las vidas. Hay una franqueza imposible de sortear, una franqueza absoluta que no se pierde ni se pervierte en lo infinito más absurdo, en lo diario, en lo cotidiano. Una franqueza muerta, llena de… esperanza. Una franqueza que nos toca, nos toca aunque no queramos, nos viola, nos pervierte, nos esconde, nos oculta en lo más profundo de nosotros mismos, como si fuéramos receptáculos, como si fuéramos bauleras o baúles quietos, sordos, tirados en la oscuridad más absurda y más ridícula de un patio con mayólicas y flores secas. No hay primavera en esos momentos, en esos espacios, en esas soledades. No hay primaveras ni puertas abiertas a la nada.
Quiero convencerme que puedo con las cosas. Que las palabras no se pierden en el olvido ni en la nada, aunque quizás no escuche jamás esto que estoy diciendo, aunque jamás lo pase a un papel, o jamás me seque con esto las manos como si fuese una toalla verde, como si fuese un pedazo de mi vida, desdibujada, desdoblada, desenhebrada de mi voz, de mi boca, de mis adentros. Yo soy las palabras, y en ese ser no soy más que eso, lo imponderable ausente.

domingo, 11 de marzo de 2012



Yo nací y la ciudad crujía, yo nací y la ciudad entera crujía de una forma que cerraba los ojos, que anudaba las lenguas. Yo nací para morirme algún día, en alguna provincia, en algún hueco del mundo, lleno de hojas y de ojos, de ramas y de color. Yo nací atado a una pluma, atado a un pincel, a un instrumento, nací temblando de espacio y tiempo y la inseguridad me tomó en sus brazos, me condujo por años hasta el nudo de mis miedos, hasta la gota de mi angustia, y ahí, dormido de desesperación, desperté. Desperté al ruido de los animales naciendo, todo ese responder del cuerpo a una soledad parida en lo inmediato más próximo.


Nicolás Reffray

domingo, 26 de febrero de 2012

XXIX. Serie de ítems al azar

1. Saltar desde el poema a un vacío incierto,

a un segundo suelo;

2. Meterse los días en los ojos y subir al fuego como si no hubiese madre;

3. Asumir una posición en el amor, reivindicativa, enarbolante: una posición para todo.

4. Dejarse morir, llenarse de hojas el pecho, cubrir el cielo con el dorso de la mano, en una pantalla de sombra falsa.

#. De alguna forma es lo mismo.


Nicolás Reffray



martes, 24 de enero de 2012

Los amores del superhombre (Fragmento)


"Era una noche serena, abierta de par en par. Una o quizás dos moscas zumbaban en lo negro del cuarto, atraídas por el olor dulce de la transpiración. En la oscuridad alcancé a ver los ojos de Amalia que me miraban, que recorrían casi sin moverse mi cuerpo desnudo. Sus muslos fosforescían, sus manos, la línea curva de su espalda, toda ella parecía asomada a un abismo de luz blanca, lechosa, lunar, como si acabara de despertarse de su propia iniciación a una noche oscura."


Nicolás E. Reffray