sábado, 22 de enero de 2011

Ausencia


Palpo esa boca felina,
esa boca humana que se
deshace en el aire,
que se desgrana débilmente,
que presagia la muerte en sus miles de formas y
colores,
que la antecede,
anteponiéndose a ella con la obstinación de un niño o un loco.

Toco el espacio de aire que hasta recién ocupaba;
toco el hueco helado de la sombra que ya no es,
y que sí es su falta, inalterable.
Bosquejos de bostezos, mi pena adolescente.
Nada puede resumirse en dos líneas ni en tres,
y yo enmudezco, idiota,
con el dedo índice puesto en la nada,
en esa nada que me dice tanto,
que me estampa sus cinco dedos de revés en plena cara.


Nicolás Reffray