Cap. 35 (fragmento)
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"...Había en el aire cierta pretensión de eternidades, un celo indecible y liviano, una angustia blanca diminuta que entraba y salía de Ezequiel. Pensaba con los ojos en el techo, que su infancia se había esfumado en esa última mirada a su madre, en esa despedida atroz y necesaria. Por qué será que crecer requiere esa violencia, ese arrebato bruto hacia la propia soledad..."
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N.R.
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