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En este momento te acabás de quedar dormida.
Qué curioso el instante, la precisión del instante en que el sueño te acuna, te lleva como una muerte de plumas y flores a un mausoleo de aire, a una ensoñación viva.
En este momento acabo de caer muerto de mirarte, ciego de tocarte roto y helado entre pasto y celosías que rechinan y se mueven con el viento de la noche, con el celo de los mares y las costas, acunado y muerto, sí, pero espejo, también espejo, filo de los párpados quietos, la sombra de una oscuridad rota y naciente.
Dormís tan calma, tan quinta de Mahler, y yo sombra, siempre sombra eterna de cristales y letras pardas sobre un papel blanco, escribiéndote desde el silencio y la soledad de tu compañía de sueño.
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Nicolás Reffray
1 comentario:
Hola Nico. Llegaste primero y ahora vengo yo de visita a pasear por todas esas cosas (muy lindas por cierto) que escribiste.
Partes de la novela? cuento largo? mmm habrá que leerlo entero.
Un beso gigante!
pd: viendo esto, que veas eso, me da un poco de vergüencita jaja no vale decirlo personalmente! jaj
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