sábado, 2 de octubre de 2010

XVI

Me pedís eso que no tengo, eso que claramente no soy,
pero tu deseo no sabe de excusas, de postergaciones.
Tu deseo se come al tiempo,
se desviste de sombras,
se viste con mi deseo,
y yo soy ese espejo velado,
ese velo espejado,
ese canto de sirenas que conduce a la muerte,
a la muerte de ese deseo que está ausente.