miércoles, 9 de febrero de 2011


Y el viento leía mis apuntes,
pasaba las hojas de una en una,
en estado de tormenta.
Y yo solventaba la calma en un escurrirse
de ventanas y sombras miopes,
en una persecución porosa
en donde siempre soy el perseguido y no el perseguidor,
la presa en mitad de la selva.



Nicolás Reffray

1 comentario:

Locaniana dijo...

No todo se va volando.
Vos también sos viento, vos también rompés la calma.

Mi calma fue tormenta cuando tu presencia se volvió falta...

Mis alaridos que nadie más ve.
Las lágrimas que nadie más siente.
Mis ojos que nadie más escucha.