domingo, 11 de marzo de 2012



Yo nací y la ciudad crujía, yo nací y la ciudad entera crujía de una forma que cerraba los ojos, que anudaba las lenguas. Yo nací para morirme algún día, en alguna provincia, en algún hueco del mundo, lleno de hojas y de ojos, de ramas y de color. Yo nací atado a una pluma, atado a un pincel, a un instrumento, nací temblando de espacio y tiempo y la inseguridad me tomó en sus brazos, me condujo por años hasta el nudo de mis miedos, hasta la gota de mi angustia, y ahí, dormido de desesperación, desperté. Desperté al ruido de los animales naciendo, todo ese responder del cuerpo a una soledad parida en lo inmediato más próximo.


Nicolás Reffray

2 comentarios:

Locaniana dijo...

Pensaba que el otro que también tiene que ver con un nacimiento, me gustó desde siempre.

Me encanta leerte parido y re-parido, explotando de colores y letras..!

Gri dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.