lunes, 11 de marzo de 2024

Copia Conforme, de Abbas Kiarostami

 


Copia Conforme, de Abbas Kiarostami.

Por Nicolás E. Reffray


Una copia conforme a un original que falta, que no está, que se reconoce como ausente. Y la ausencia se desdobla, amenaza con dejarnos a nosotros, los espectadores, huérfanos, mientras intentamos entender por qué a veces una copia no tiene diferencia con su original, o por qué, a veces, éste ha terminado por volverse inconsistente.

Asistimos a la preparación del terreno en dónde una relación se nos muestra con sus idas y vueltas, y en dónde nuestra idea de lo que creemos se redefine constantemente. Quedamos resguardados detrás de un velo, de un cristal -el de la pantalla-, observando las mil y una postergaciones de la relación humana, un avance que se detiene. La ambigüedad juega en clave de drama, de teleteatro políglota, y no hablar el idioma de la propia familia es en este caso un reclamo a ese original ausente que es el marido, el padre, que ha venido sólo para volver a irse. Da la impresión que Kiarostami utiliza las referencias al arte como una suerte de excusa. La contemplación de la obra falsa, del camino que se abre separándose, del amor que se enfría al otro lado de la mesa, todo resulta una excusa para decir otra cosa, para enfrentarnos a otra cosa, y es esa, precisamente, la función última del arte. Queda planteada una pregunta que no tiene respuestas inmediatas, que no ayuda a definir ninguna forma, sino que abre la puerta a otras preguntas. Evoca, alude, y nos deja de cara a nuestra subjetividad, a nuestra propia ceguera.

Los vaciados de Las puertas del infierno, de Auguste Rodin, son tal vez las copias sin original más famosas de la historia del arte de occidente, pero, ¿no es también, por caso, cualquier libro que hayamos leído una mera copia de un original ausente o, en todo caso, de un original que sólo conocerá el autor? ¿No son las fotografías copias? ¿No es la música una re-producción constante de un original evaporado en el momento mismo de su creación? Pensar en el concepto de original es circunscribirse a una materia cambiante, a algo que, pareciera, no llegará a estar acabado jamás. En el film, este padre y esposo, este original in absentia, es instado a firmar, a autentificar sus copias, a dejar una marca presente. Quizás se trate de un guiño o de una evocación anticipada a ese último intento del personaje de Juliette Binoche por retener lo imposible.

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